Espacios que se convierten en la memoria y la vida de sus habitantes.

En el recorrido que se hace por un apartamento antes de adquirirlo ocurre una especie de magia; aparecen imágenes e historias por venir, y cada espacio le habla al comprador.
Al interior de la vivienda, como expresa Jorge Palacio –arquitecto de Tierra Grata–, se empieza a narrar una historia que se puede escuchar por habitaciones. Desde «antes de la pandemia ya sabíamos que las habitaciones auxiliares tenían que ser más funcionales, sanas para descansar, adaptables para el deporte indoor, posibles para la tenencia de mascotas, bibliotecables o acondicionadas con pantallas y sonidos de alta definición y, sobre todo, versátiles para el estudio o trabajo virtual», dice Jorge.

Otros buenos capítulos de la vida se escriben en las dinámicas sociales; la luz y el aire son invitados permanentes, independiente de la ocasión: cumpleaños, reencuentro, Navidad o simplemente una noche de películas, maratón de series o reuniones para hacer planes de viaje y negocios. Las cocinas son la pausa divertida, la alimentación es una suma de momentos creativos más integrados al estilo de vida. Así mismo, el comedor es uno de los elementos más evolucionados, hoy le ceden espacio a sofás y muebles, mesas centrales multipropósito; allí se come y también se comparte, se habla y se juega. Nos alimentamos, sobre todo, de las nuevas maneras de vivir.

En esa onda tech, el vestuario también se trata distinto. Las amplias zonas para el secado de ropa ya no existen porque la tecnología brinda ese servicio que ahorra espacio, tiempo y dinero. Hoy es más importante la relación con el agua, por eso hablamos de baños al #EstiloTierraGrata, que tiende a equilibrar el número de habitaciones y baños.

¿Qué se conserva? Jorge lo dice con sabiduría: «La arquitectura es para las personas, no para que el arquitecto se luzca». Las personas buscan lo que necesitan, lo que quieren y les hace feliz; por su parte, la arquitectura en estos proyectos prioriza un tipo de espacios, aquellos donde quepa la felicidad.

La mente abierta de los constructores le facilitan esos diálogos con los espacios que, al igual que los compradores, son inteligentes y escuchan los mensajes de cambio.