Los sistemas de construcción, como todo lo que quiere tener un lugar en el futuro, también deben cambiar.
Tomás, amigo desde la universidad, remodeló hace poco su apartamento en Tierra Grata. Exigente en sus gustos e intenso como la música que interpreta y compone para series de tv, quería cambiar las áreas comunes de su vivienda, ganar más espacio; necesitaba montar una sala de grabación versátil, con más control de sonido (muros con cero filtraciones para el exterior y menos reverberación para el interior); cielos que le permitieran iluminación diferenciada para crear más ambientes, un diseño moderno y que además le diera la posibilidad, por temporadas, de colgar un par de hamacas, su sueño aplazado.
Pensé en lo que me sucedió cuando quise remodelar mi vivienda hace unos años. Con menos cambios que los que se proponía Tomás, decidí buscar otro apartamento. Vendí el que tenía, compré otro espacio; no fue fácil, entre trámites, mantenimiento y adaptaciones, demoré casi un año para tener lo que quería, aunque cediendo algunos aspectos. En cambio, Tomás – meticuloso y detallista– lo logró en un par de semanas sin necesidad de mudarse de Tierra Grata, donde sigue tan o más feliz que cuando lo compró hace dos años.
«La clave fue el drywall», me dijo. Las alternativas que le ofrecieron con los nuevos sistemas de construcción livianos o en seco –como se les conoce– llegaron con argumentos de tecnología e ingeniería de alta calidad que le permitió tener soluciones rápidas en muros completos, medios y cielo rasos con posibilidades increíbles de iluminación, que renovaron completamente sus espacios para estudiar, trabajar, descansar y compartir con la familia.
Los sistemas livianos en superboard o fibrocemento son pioneros a nivel mundial, y en Colombia incursionan, cada vez con más fuerza, desde hace 30 años. Hoy son más las historias que, como en el caso de Tomás, nos demuestran su éxito. Son sistemas de construcción respaldados también por sectores como el hotelero y el de salud, que no se devuelven del camino de los sistemas livianos para responder a sus demandas de crecimiento, y con alta exigencia en condiciones de seguridad, rotación, uso y adaptabilidad.
Mi duda natural sobre la capacidad de los nuevos muros quedó despejada. Me tomé un muy buen café y, como si estuviera en la más bella playa del mundo, me senté en la hamaca donde lograba una nueva visual desde el balcón del apartamento de Tomás y pensé: todo es posible.